domingo, 16 de abril de 2017

Refugio en el bosque

Todos necesitamos un escape en algún momento, aunque dure un segundo, aunque socave en lo mas hondo ese segundo.

Una mañana me desperté en medio del bosque, en un acogedor hogar, las luces acariciaban mi piel, y yo sólo podía pensar ¿qué demonios hacía ahí?
En ese retrato de publicidad de cuentos de hadas, de cotidianidad utópica, yo sólo podía pensar que eso no podía estar pasando, que siquiera sabía si era merecedora de ello, que lo mejor sería huir, antes de tropezar y darme de bruces contra el suelo, antes de que el sueño se transforme en pesadilla.
Eso era, un sueño, un puto sueño, y yo quería huirle.

Algunas veces me topé con los pasillos de mi mente vacíos, y los quise rellenar con ese bosque, y a las partes de mi alma sin resolver, las quise envolver en él.

A veces siento que ese surrealismo vivido fue demasiado real, demasiado para aceptarlo, y ahora quedó inmortalizado en una pintura hermosa pero que jamás comprenderé.

Quisiera volver a ese refugio, pero no puedo, no es por tiempo ni contratiempo, es porque ya no lo siento.


2 comentarios: