lunes, 29 de octubre de 2012

El poder del miedo



Es la peor cárcel, de la que no se puede escapar, ya que está en la mente.
Sus límites parecen interminables, son tan extensos como la creatividad auto destructiva humana.
Hay temores que en el individuo socavan tan hondo que lo inutilizan, o por el contrario lo mueven a extremos, se agrupa creando un estado de desolación y se auto-justifica para cometer atrocidades contra otros o incluso contra si (generalmente lo que se hace contra otros se proyecta en uno mismo tarde o temprano).
Quien descubra los miedos de uno es el peor adversario, ya que sabe todas las debilidades posibles, las potencia.
Los medios lo usan para generar más consumismo, los gobiernos para distraer de las cosas a las que verdaderamente hay que temer.
Muchas veces terminan siendo especulaciones las que llevan a cometer un cataclismo peor que el que se avecinaba.
De todas maneras, me pregunto que pasaría si careciéramos de miedo alguno, haciendo un paneo general al comportamiento humano, ¿dá algo de miedo o no? 

lunes, 15 de octubre de 2012

Enemigo Intimo


A veces lo que mas cuesta remontar son los propios fosos, no las desventuras que proporcionaron terceros.
Aunque haya ciertas voces que acechen y quieran atentar contra la magia de las elecciones propias, esta en uno escoger entre levantar las vallas del reino y permitir así que los enemigos de estas logren destituirlas, o por el contrario reforzar nuestras murallas con positivismo y empuje como ejercito.
El peor adversario lo llevamos encima, en la mente, ese universo de fuerzas que compiten entre si todo el tiempo.
Una gran ironía, los impedimentos nacen del mismo lugar de donde surgen metas, sueños. 
Es que la creatividad puede ser tan constructiva como también suicida.
Desgraciadamente suele parecer más fácil el atajo de la impotencia, y seguramente lo es, ya que el único esfuerzo así sería  la omisión… pero se cobra caro en la feria de las alegrías.

lunes, 1 de octubre de 2012

La muerte de la posibilidad



Los sueños nos impulsan, nos levantan día a día.
Pero, ¿qué pasa cuando descubrimos que hay que sepultarlos?
Es difícil despegarse de algo conocido que anidaba en lo profundo del ser, pero mucho más de una idea, de una chance, de un desliz utópico. 
Lo que era, ya fue, pero lo que nunca fue, es imposible comprobar, nunca se materializó para que desnudemos el incierto con nuestros propios ojos para bien o para mal.
Por ende, seguirá latente hasta que en la mente se cree un universo capaz de aniquilar aquella ansiada travesía frustrada.
La paciencia juega sin mirar relojes, dependerá de la razón poner un punto final a esos caprichos que quizás impiden ver posibilidades mas fáctibles.