miércoles, 26 de abril de 2017

Victoria pirrica

Siento que una vez que avanzaron mis tropas, ya no hay vuelta atrás.
Aunque sepa el camino a casa, éste va estar lleno de escombros.
Fui destruyendo murallas, que antes no estaban ahí, o no veía.

Por momentos me arrepiento, pienso si el botín va a ser un tesoro o una pira.
El desasosiego se apodera de mí, no estoy segura si es cuestión de tiempo o estrategia o ira. 

Cuando parecía que se estaba concluyendo el combate, otra explosión detona, cuya pólvora me confunde, me desorienta, me irrita.

Mientras más avanzo, más territorio descubro, pero no sé que hacer con el, sólo prosigo.
Tengo más mapas y más agujeros, más acertijos y más armas. 
Y voy perdiendo la cordura en cada enfrentamiento, sea cual fuere el resultado, no puedo impedirlo, la pierdo.

Aprovecho los momentos de neblina, para tratar de idear un plan, pero me parece descabellado cuando ésta se disipa.
Las armas me sobran, pero me tiembla el pulso, mi compasión me debilita. Aún no estoy segura de quien me compadezco, si es de mi misma.
Por ahora sólo distingo mi esperanza en ruinas.

Cuál es el sentido de ganar si me arriesgo a expulsar mi alma?

domingo, 16 de abril de 2017

Refugio en el bosque

Todos necesitamos un escape en algún momento, aunque dure un segundo, aunque socave en lo mas hondo ese segundo.

Una mañana me desperté en medio del bosque, en un acogedor hogar, las luces acariciaban mi piel, y yo sólo podía pensar ¿qué demonios hacía ahí?
En ese retrato de publicidad de cuentos de hadas, de cotidianidad utópica, yo sólo podía pensar que eso no podía estar pasando, que siquiera sabía si era merecedora de ello, que lo mejor sería huir, antes de tropezar y darme de bruces contra el suelo, antes de que el sueño se transforme en pesadilla.
Eso era, un sueño, un puto sueño, y yo quería huirle.

Algunas veces me topé con los pasillos de mi mente vacíos, y los quise rellenar con ese bosque, y a las partes de mi alma sin resolver, las quise envolver en él.

A veces siento que ese surrealismo vivido fue demasiado real, demasiado para aceptarlo, y ahora quedó inmortalizado en una pintura hermosa pero que jamás comprenderé.

Quisiera volver a ese refugio, pero no puedo, no es por tiempo ni contratiempo, es porque ya no lo siento.