martes, 1 de mayo de 2018

Mente empañada, empeñada

La almohada aprisiona lágrimas y sueños.
Se me empañan los ojos, se empaña mi conciencia.
Otra vez añoro esos ratos agridulces, aunque me llevaban a callejones mentales sin salida,
aunque luego se harían añicos y con ellos, a mi misma.
De entre los escombros, saldría lo más campante, porque ya sé que no importa cuantas partidas juegue, el mazo es así.  
Y me imaginé corriendo sobre cristales, descalza, y aún así, estaba contenta.
Pero no es auto destructivo mi deseo, ¿cómo podría serlo, de alguien que aún no está completo?