miércoles, 22 de junio de 2016

Sentimiento diluido

Por tantas noches que la acurrucó el hastío, o la esperanza vaga, o ambas, por tantos insomnios consensuados y no tanto.
Al fin llega esa noche, la noche en que el sonar del barco no despierta a la sirena.
Ese momento que nada conmueve, nada inmuta, sólo una mirada casi despiadada, casi sórdida, casi asesina, casi ... porque en el fondo sabe, en el fondo siente, que aquello, aunque apretujara sus entrañas, aunque hizo brotar cascadas de lamentos, aquello fue, y no era para menos, aquello era ilusión.
Y no siempre fue tristeza, también tenía alegría, enfrascada en cuentagotas, pero cada milímetro perduraba cual elixir de dioses en su inagotable memoria.
Ya no se aturdía su pecho, ni sus pensamientos. Ya no oía las voces de ángeles consejeros, nada había para que le susurren al oído.
Aquello fue un gran sentimiento, un gran condimento, pero ahora estaba diluido.


No hay comentarios:

Publicar un comentario